En la cresta de la ola, Michael Fassbender

Michael Fassbender nos revela las claves de su éxito

Bastó con que Quentin Tarantino le diera uno de los papeles estelares en su premiada cinta Bastardos sin gloria para que a Michael Fassbender se le abrieran todas las puertas. En cuestión de meses le ofrecieron los mejores papeles en otros filmes, y pasó de ser un actor desconocido en busca de oportunidades a la figura de moda en Hollywood. Le dio vida a Magneto en X-Men: primera generación; encarnó a Carl Jung en Un método peligroso, dirigida por David Cronenberg, y rompió muchos corazones femeninos como el protagonista de Jane Eyre, la nueva versión del clásico de Charlotte Bronte.

Por si fuera poco, tuvó una fenomenal actuación en Shame: deseos culpables, la cual le valió ser nominado para los premios BAFTA y los Globos de Oro. Sin embargo, en persona, Fassbender no parece darse cuenta de que está en la cresta de la ola. Sorprende su actitud ecuánime, quizá la misma que le ha permitido elegir sus papeles con una puntería tan certera. De padre alemán y madre norirlandesa, el actor tiene como ultimas películas Agentes secretos, de Steven Soderbergh, yPrometeo, una superproducción que marca el retorno de Ridley Scott al mundo que creó en Alien hace 33 años.

P: Las oportunidades se te han dado de repente y, hasta ahora, has sido muy certero a la hora de escoger cada proyecto. ¿Cómo lo logras?

R:Lo único que hago es leer el guión para ver si es bueno, y al llegar a la página 10 o la 15 ya sé si vale la pena o no; después, elijo las historias más inteligentes que voy encontrando. En realidad, todo se reduce a eso.

P: Entonces, ¿es algo más racional que emocional?

R: No por fuerza. Para que un guión me interese, tiene que tocarme el corazón. No sé por qué. No sé cuáles son las razones por las que elijo un guión; es algo que surge de las vísceras. Si me atrae, es porque me llega al corazón, así que creo que la decisión es tanto emocional como racional.

P: Las cosas se te están dando muy rápidamente. ¿Nunca has sentido vértigo en tu carrera?

R: No. Siempre he intentado que mi trabajo tenga cierto nivel, para que, si por alguna razón tuviera que dejar de hacer esto, pueda sentirme orgulloso de todo lo que he logrado.

P: Si hubiera un premio al actor que ha ascendido con mayor rapidez en Hollywood en los últimos años, sin duda serías un buen candidato para ganarlo…

R: Sé que parece así desde afuera, pero yo empecé a hacer esto desde que tenía 17 años, y ahora tengo 35.

P: Las cosas pasan por alguna razón en un momento determinado, ¿o no?

R: Seguramente, pero es uno quien tiene que tomar las riendas. Da la impresión de que todo se me ha dado de golpe porque he cosechado los frutos de muchos años de trabajo en muy poco tiempo. Es cierto que estoy pasando por un momento crucial en mi carrera como actor, pero eso no significa que las cosas vayan a seguir igual el año que viene.

P: ¿Piensas que el éxito es una cuestión de suerte?

R: Creo que se trata de estar en el lugar correcto en el momento preciso. Sin duda, la suerte tiene algo que ver, pero uno puede ayudarse también. Como dijo un golfista famoso: “Cuanto más trabajo, más suerte tengo”. Insisto, hay que estar en el lugar correcto con las personas correctas, y también es una cuestión de química: todas estas cosas van juntas. Uno tiene que ser cuidadoso con las decisiones que toma. Si surge la oportunidad de hacer una película, por más buena que parezca o por más difícil que sea rechazarla, hay que tener muy presente que no por fuerza va a ser una película buena. En ese caso, aceptar puede resultar una mala decisión.

P: No parece que te hayas tomado la fama demasiado en serio. ¿Es una actitud consciente, o se te da de manera natural?

R: Estoy muy orgulloso del trabajo que hago y soy honesto conmigo mismo; eso es todo. No me parece que tenga mucho sentido estar pendiente de toda la atención que en este momento me prestan los medios informativos. Tampoco me gusta quedarme en el pasado; me concentro en lo que voy a hacer a continuación, y ésa es mi preocupación principal. Me siento más feliz cuando hago las cosas con sencillez. Creo que funciono mejor así. Tengo 35 años. Ya no soy un joven de 21; las cosas que podrían haberme tentado a esa edad no tienen el mismo valor ahora. En este momento de mi vida sé lo que funciona para mí y cuáles son mis valores.