Este masaje es una eficaz alternativa para quienes tienen parálisis facial. Hace reeducación muscular manipulando los músculos faciales.
La parálisis facial es una enfermedad muy frecuente en México. La causa más frecuente es la infecciosa o parálisis de Bell originada por el Herpes virus tipo I, causante de los fuegos labiales.
Se calcula que existen 20 casos nuevos de parálisis facial por 100,000 habitantes por año causadas por este virus, de los cuales cerca del 30 por ciento desarrollaran secuelas permanentes que ameritaran tratamiento quirúrgico.
Para las personas que no ameritan tratamiento quirúrgico existe una opción basada en una milenaria tradición japonesa: Eishodo.
Eishodo es un término japonés que significa ‘fuente de la eterna juventud’. Es un masaje facial que les aplicaban a los samuraís para mantenerlos jóvenes. Esta especie de reflexología otorga salud y belleza al rostro, pues estimula la circulación, drena los ganglios linfáticos, reafirma el rostro y restablece los músculos.
Por esa última razón, este masaje es una eficaz alternativa para quienes tienen parálisis facial. “El Eishodo funciona porque hacemos reeducación muscular mediante la manipulación de los músculos faciales” explica Yuriko Takiguchi Velázquez, fundadora y directora de la Sociedad Mexicana de Shiatsu y Medicina Tradicional Oriental.
El rostro es la zona del cuerpo con más músculos —tiene alrededor de 60—, pues son los encargados de la gesticulación, la masticación, etc. “Por eso esa zona tiene tantas terminaciones nerviosas y capilares” agrega la especialista.
Aunque los músculos faciales responden muy rápido al estímulo, la aplicación del Eishodo dependerá de cada persona y del tipo de parálisis.
“Si el origen es viral la recuperación es muy rápida, pues el virus tiene un periodo de acción, pero cuando es periférica es más lenta, puede ser de seis meses a un año, pero con el Eishodo en dos o tres meses el rostro luce mucho mejor, pero todo depende de cómo reaccione el músculo al estímulo” explica la pionera de esta técnica en América Latina.
Cuando el Eishodo se usa en el tratamiento de la parálisis facial debe aplicarse a diario, pues cada día el músculo pierde memoria; cuando es solo por estética y de manera preventiva contra el envejecimiento natural, se inicia con 10 sesiones (una cada semana) y luego con una cada 30 días es suficiente.
Esta técnica milenaria japonesa, que solo estaba reservada a las más altas esferas del poder japonés, detona el poder de autosanación del cuerpo, pero es fundamental que sea realizado por profesionales, pues de lo contrario la cara puede puede quedar desconfigurada.
“Si es un aficionado puede dejarle temporalmente chueca la cara al paciente; el músculo regresará a su lugar, pero el rostro estará desfigurado un par de semanas”.
Yuriko Takiguchi recomienda asegurarse de tomar el masaje con profesionales, pues existe gente improvisada; para ofrecer esta técnica se requiere años de formación, tan solo para el masaje facial se dedica un año de instrucción.
“No hay que perder de vista que es una técnica milenaria japonesa, se le da una connotación estética, pero realmente no solo es eso, es una de las ramas de la especialización de la medicina oriental”.
Takiguchi asegura que absolutamente todos tenemos contracturas faciales, pero no lo notamos. “La gente se entera cuando le tocamos la cara y siente dolor porque está contracturada” explica.
Dichas contracturas son comunes porque en el rostro se ubican algunos de los músculos más fuertes del cuerpo — los músculos maseteros u masticador— así que ejercen una gran presión.
Además, ante el estrés, la gente tiene bruxismo, o sea, rechinan los dientes por las noches, y eso contractura la articulación maxilofacial y no nos damos cuenta que está inflamada hasta que la empezamos a tocar.
“Les duele mucho la zona por los oídos, les molesta hasta comer, así que no pueden abrir la boca, lo que puede detonar en espasmos musculares, es decir, cuando el músculo empieza vibra o da ‘saltos’, lo que puede ser un preámbulo de parálisis facial”.
Las mujeres de Japón se acercan al Eishodo desde los 18, 20 años. “Hay que recordar que empezamos a envejecer en el momento en el que nacemos” recuerda la directora de la Sociedad Mexicana de Shiatsu y Medicina Tradicional Oriental.
Idealmente debe tomarse de manera preventiva, pero en cualquier punto de la vida sirve para detener los estragos del paso del tiempo en el rostro. “El cuerpo es una máquina perfecta, pero hay que darle mantenimiento, no debemos descuidarlo, tu cuerpo es tu templo, hay que cuidarlo, hay que mantenerlo.
“En Japón el periodo de vida es de cien años y este masaje está avalado por el Ministerio de Salud; en ese país se vive con calidad y logran eso a través de todo este tipo de terapias y de una buena alimentación; es una suma de buenos hábitos, pero el cuerpo humano está diseñado para vivir 120 años” precisa.
En el rostro están representados todos los órganos del cuerpo; además, infinidad de meridianos de acupuntura se entrelazan en la cara. También ahí inician o terminan las cadenas musculares, así que la cara es una zona importantísima del cuerpo a la que muchas veces olvidamos o no le damos su debida importancia. El Eishodo es como un gimnasio para el rostro.
“En la cultura occidental nos dicen que no nos toquemos los músculos faciales porque nos volvemos flácidos, pero eso no es una realidad, así que el Eishodo debe verse como una de las mejores medicinas para un rostro sano y bello” finaliza.
