Grounding: La técnica de conexión a tierra
La conexión a tierra sirve como una herramienta poderosa para contrarrestar el estrés y el agobio que la vida moderna a menudo nos impone.
La vida a menudo se siente como un torbellino de responsabilidades, estrés y distracciones constantes. En medio de este caos, es fácil perder el contacto con nosotros mismos y con el momento presente. Sin embargo, una poderosa práctica llamada grounding y que en español podríamos llamarla como la técnica de conexión a tierra, que ofrece una forma de reconectarnos con nuestro yo interior y encontrar una sensación de equilibrio en medio de tanta agitación.
Es un tema poco investigado y del cual hay muy pocos estudios científicos. Sin embargo, la investigación reciente ha explorado sus beneficios en el alivio de problemas como la inflamación, las enfermedades cardiovasculares y el dolor crónico.
Esta práctica se basa en la ciencia y la física de la conexión a tierra e indica que las cargas eléctricas del planeta pueden tener efectos positivos en tu cuerpo. La técnica se enfoca en realinear tu energía eléctrica con la del planeta y la naturaleza, al reconectarte a la tierra.
La conductividad eléctrica existe dentro de las células y funciona como una defensa del sistema inmune, similar a los antioxidantes. A partir de esto, se cree que a través de la conexión a tierra, las defensas naturales del cuerpo pueden restaurarse.
En algunos estudios que se han realizado al respecto se ha encontrado que la conexión a tierra beneficia la salud cardiovascular, reduce el daño muscular y el dolor en los deportistas, ayuda a mejorar del estado de ánimo, reduce el estrés físico y emocional, así como la depresión y la fatiga.
En esencia, es la práctica de conectarnos con el momento presente, anclándonos al aquí y ahora. Implica traer nuestra conciencia de vuelta a nuestras sensaciones físicas, emociones y entorno, fomentando una sensación de estabilidad y paz interior.
En un mundo acelerado lleno de distracciones constantes y desorden mental, esta técnica nos permite encontrar nuestro centro en medio del caos. Al ponernos a tierra, podemos:
Existen diversas formas de realizar esta práctica y todas ellas se enfocan en reconectarte con la tierra, lo cual puede hacerse a través del contacto directo o indirecto con la misma. A continuación, algunas opciones.
Camina descalzo. Ya sea que sea sobre hierba, arena o lodo, permitir que tu piel toque el suelo natural puede proporcionarte la energía que te da la conexión a tierra.
Tírate en el suelo. Si poner tus pies en el suelo es benéfico, lo puede ser mucho más si todo tu cuerpo está en contacto con la tierra, así que recuéstate un rato en el suelo, ya sea en el pasto de un parque o de tu jardín, o en la arena de la playa. Aprovecha para mirar las nubes si es de día o las estrellas y la luna si es de noche.
Sumérgete en el agua. Sí, el agua también se puede usar para conectarte con la tierra. Aprovecha un fin de semana para ir a algún lugar cercano donde haya un lago, río o laguna donde puedas nadar, o simplemente sumergirte un rato. Si tienes una playa cerca, qué mejor que hacerlo en el agua del mar.
Aunque, como ya se dijo, no hay mucha investigación sobre los beneficios de la conexión a tierra, las personas que la practican han reportado mejoras para afecciones como:
Siéntate en un lugar cómodo y relájate, tómate tu tiempo. Respira profundo y emplea la técnica 5-4-3-2-1. Todo el listado dilo en voz alta.
Algunos profesionales de la salud creen que los beneficios de la terapia de conexión a tierra pueden provenir simplemente de sentirse reconectado con la naturaleza, lo cual es muy benéfico en lo físico, mental y espiritual, a la vez que no genera ningún daño ni efecto adverso.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que enfermedades como la fatiga crónica, el dolor y la ansiedad pueden tener causas médicas subyacentes que deben ser atendidas con terapias y medicamentos. Por ello, este tipo de técnicas son un apoyo, pero nunca sustituyen el tratamiento médico.
Con información de Healthline