En México se ha convertido en una costumbre convertir en contenedores para la comida a los botes de plástico que albergaron yogur o crema. Infinidad de personas lo hacen por economía y por cuidado del medio ambiente, pero al parecer ese sencillo acto podría estar poniendo en riesgo la salud familiar.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) desaconseja almacenar la comida en ese tipo de envases, pues los químicos del plástico podrían propagarse a los alimentos y generar cáncer.
El organismo enumera las desventajas del uso de estos contenedores. Considera que esos envases son de un solo uso, así que cuando se alarga su vida útil pueden deteriorarse, agrietarse o romperse, lo que daría paso a la entrada de bacterias.
Pero eso no es lo peor
Según se informó en la revista del Consumidor de septiembre las grietas que se crean en los envases puede liberar sustancias que entran en contacto con los alimentos almacenados y los alteran perjudicialmente.
Y es que los botes de plástico de yogur o crema se fabrican con sustancias químicas que se liberan con el calor. El agua caliente puede afectar el plástico y aumentar la posibilidad de que los productos químicos de ese material (que pudieran contener BPA o Bisfenol) se propaguen a los alimentos.
Algunos estudios en alimentos han demostrado una posible relación entre la exposición al BPA y aumento en el riesgo de cáncer. En Estados Unidos está parcialmente prohibido y se ha dejado de emplear en la fabricación de biberones. En México, precisó la publicación, el BPA es de uso común.
El bisfenol A (BPA) es una sustancia química utilizada fundamentalmente como monómero en la producción de plástico. Se usa principalmente en la fabricación de materiales que están en contacto con alimentos como biberones, vajillas, envases de alimentos, botellas de agua, leche y otras bebidas.
“El 90 por ciento de las personas presenta BPA en su orina”. A esa conclusión llegó un estudio realizado a 2,000 personas en Estados Unidos para identificar el grado de concentración de este químico en el cuerpo humano.
Aún más sorprendente es la confirmación de que también hay rastros de esta sustancia en la leche materna, en la sangre de embarazadas y en la sangre del cordón umbilical.
Los científicos han encontrado relación entre pequeñas dosis de exposición a BPA y problemas como cáncer, afecciones en las funciones inmunológicas, pubertad precoz, obesidad, diabetes e hiperactividad.
Ante tales repercusiones en la salud diversos países ya han tomado medidas para su regulación y/o prohibición como la Unión Europea y Estados Unidos. En México, en cambio, se han ignorado las advertencias internacionales sobre el uso de ese plástico.
Los innumerables estudios y las medidas legislativas que han tomado otros países no han sido suficientes para que el gobierno mexicano adopte las decisiones pertinentes, explica un documento del Senado de la República.
Ante ese panorama, la Profeco recomienda la conservación de los alimentos en recipientes creados para ese uso. Si se desea darles una segunda oportunidad a esos envases de yogur y crema podrían servir para guardar objetos.