La risa, remedio infalible: Un general de la Marina acude al médico...

Un general de la Marina acude al médico para su examen físico anual. Entre otras preguntas, el especialista le hace la siguiente:

—¿Cuándo fue la última vez que hizo el amor?

—Pues, verá —contesta el militar en tono reflexivo—, yo diría que 1945.

—¿Hace tanto tiempo? —inquiere, sorprendido, el galeno.

—No está tan mal —responde el general, señalando su reloj de pulsera—. Apenas son 21:13.

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Cierta noche, una mujer está acostada en la cama cuando, de pronto, siente la mano de su esposo acariciar su cuello de una manera que no había experimentado en mucho tiempo. Después, la mano se desliza por su costado, deteniéndose en la
rodilla, que era lo más lejos que el marido podía alcanzar. A continuación, el hombre se acerca un poco más y hace exactamente lo mismo en el costado opuesto de su esposa, antes de detenerse abruptamente y alejarse. Encantada e ilusionada con la inesperada atención, la mujer susurra:

—Cariño, ¡eso fue maravilloso! ¿Por qué te detuviste?

—Es que ya encontré el control remoto —responde el esposo.

William Novak, tomado de Die Laughing (Touchstone)

El oficial de policía sube al auto patrulla y se comunica con la estación central. —Tengo un caso interesante aquí —anuncia—. Una mujer le disparó a su esposo porque se atrevió a caminar por el piso que ella acababa de fregar.

—¿Y ya procedió a arrestarla? —indaga el sargento.

—Aún no —responde el oficial—, el piso sigue mojado.

Enviado por Rose Mattix, Estados Unidos

Algunos pensamientos al azar