El cine de terror asiático es siempre un lugar seguro para ir cuando uno quiere sentir miedo, la creación de buenas historias, el montaje en edición y la fotografía que utilizan en este continente está llena de muy buenos valores de producción que salen de la pantalla hasta nuestra mente, y nos dejan huellas profundas llenas de miedo que nos siguen hasta el momento en que nos vamos a dormir.
El tema de la madre es un factor recurrente en los guiones de este tipo de cine, el melodrama mezclado con el terror hacen que la creación del personaje sea más eficaz y que no solo no asuste con caras horrendas saliendo con cortes directos en la pantalla.
El miedo en este cine es mucho más profundo, sentir la desesperación de la madre al escuchar la voz de su hijo perdido es una de las cosas más inhumanas que se le pueden ocurrir a una persona, regalarle esperanza a un corazón que vive de ella sabiendo que no va a poder soportar otro desencuentro con la realidad.
Mimic nos regala este tipo de horror psicológico, al principio mucho más mental y sutil, contextualizándonos en la madre y su pena, en una familia rota que vista desde fuera trata de salir adelante después de perder a su hijo, pero cuando quitas los ladrillos y vez las entrañas de la casa, puedes ver que la esperanza en el corazón de Hee-Yeon nunca va a morir, es cuando todos comienzan a ir hacia direcciones distintas.
Un hogar roto, una madre con el corazón destrozado y una pequeña niña perdida en un bosque espeso en medio de Corea son la mezcla perfecta para hacerlos pasar un rato lleno de suspenso, angustia y uno que otro brinco de la butaca.
El cine coreano tiene una característica fundamental en el tratamiento que le da a los personajes, tienen conflictos reales y a pesar de estar huyendo de un ser sobrenatural en el exterior, el verdadero enemigo es el que tienen dentro, el drama que viven dentro de ellos mismos al final (y como ocurre en la vida real) es el detonante que te lleva a tomar la decisión de salir de la cueva o quedarte para ser devorada por el tigre.
Estos días que estamos tan agradecidos con nuestros amigos de Corea, sería una buena oportunidad para ver Mimic y aprender un poco más sobre esta manera de hacer películas, recuerden que al apoyar la taquilla abrimos las puerta a cine de todos lados del mundo, y eso nos llena no sólo los ojos, también la mente y el corazón.
