El otoño no solo trae consigo un cambio en el clima, sino que también se asocia con un aumento en la incidencia de problemas digestivos. Investigaciones del Centro Médico de Enfermedades Digestivas y Quirúrgicas indican que, en esta época del año, los trastornos estomacales son más comunes debido a varios factores que favorecen la proliferación de bacterias y virus que afectan nuestro sistema digestivo. Esto puede traducirse en problemas como diarrea, síndrome del intestino irritable, estreñimiento y distensión abdominal.
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De acuerdo con los Servicios de Salud Pública de la CDMX, en 2024 se han reportado más de 16 mil casos de enfermedades digestivas, de los cuales el 96% se relaciona con infecciones intestinales. La maestra en Comunicación Científica, Angélica Díaz Aranda, señala que este incremento puede estar vinculado a cambios en la dieta, donde el consumo de frutas y verduras frescas disminuye, mientras que aumentan los alimentos procesados y grasosos.
Además, la reducción de horas de luz solar durante el otoño puede afectar nuestros niveles de serotonina y vitamina D, nutrientes esenciales para mantener una buena salud digestiva. Estos cambios al interior de nuestro organismo pueden alterar el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que a su vez debilita la capacidad del cuerpo para digerir adecuadamente y absorber los nutrientes necesarios.
“Es importante recordar que la microbiota intestinal es un ecosistema formado por billones de microorganismos, principalmente bacterias. Lo que muchos desconocen es que alrededor del 70% de nuestras células inmunes, así como más de 100 millones de neuronas conectadas al cerebro, residen en el intestino. Por eso, su actividad no solo impacta nuestra salud física, sino que también influye en nuestra salud mental”, comenta la nutriologa Díaz Aranda.
Por otro lado, el descenso en la temperatura tiende a disminuir nuestra actividad física, lo que impacta negativamente en el tránsito intestinal. Como señala el maestro en Nutrición Clínica, Marcos Alvarado Cuevas, el aparato digestivo humano opera a una temperatura cercana a los 37 grados. Cuando hay cambios bruscos en la temperatura exterior, el flujo sanguíneo hacia los intestinos puede verse comprometido, afectando su funcionamiento.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) puntualiza que el 60% de la población en el país no consume la cantidad adecuada de fibra, lo que contribuye a problemas digestivos como el estreñimiento. Según la Federación Internacional de Gastroenterología, mantener una dieta rica en fibra, adecuada hidratación e incorporar probióticos puede disminuir la incidencia de infecciones intestinales en un 40%. Por ello, los nutriólogos Díaz Aranda y Alvarado Cuevas ofrecen recomendaciones clave para cuidar de nuestra salud digestiva.
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Cuidar tu microbiota intestinal no solo fortalece tu sistema inmunológico, sino que también contribuye a una mejora en la calidad de vida. Con estas recomendaciones sencillas pero efectivas, podrás proteger tu intestino y asegurarte de que funcione de manera óptima durante todo el año.
Con información de Águila y Sol comunicación global
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