¿Botiquín antiestrés para disfrutar la vida?

Una de las mejores formas de contrarrestar el estrés es dedicar parte del día a hacer algo que te dé alegría y te absorba de tal manera que pierdas la noción del tiempo. Podría ser una actividad social, como jugar cartas, o un pasatiempo, como dibujar, tejer o hacer carpintería. Lo más importante es dedicarle tiempo a diario, aunque sea unos minutos.

Tu jardín, un refugio

Si tienes la suerte de contar con un jardín, ya sea que se trate de una gran explanada o un patio con macetas, puedes construir un santuario tranquilo y bello al aire libre, en el cual podrás relajarte.

La jardinería es una actividad estupenda para reducir el estrés, pues te despeja la mente de horarios y presiones y te pone en contacto con el mundo natural, que se rige por un ritmo más lento. Además, ¡es tan satisfactorio ver florecer las plantas que tú sembraste!

Siembra plantas aromáticas. La madreselva y el jazmín tienen un aroma embriagador —sobre todo de noche— y no requieren de mucha poda.
Piensa en la posibilidad de instalar un estanque con una fuente pequeña en el centro. El sonido que produce el agua al caer es relajante.
Una estatua pequeña (o dos), medio escondidas entre unos arbustos, o ubicadas sobre un pedestal, podrían darle un toque artístico al lugar.
A fin de contar con un entretenimiento natural, siembra plantas que atraigan pájaros y mariposas.
Procura sembrar algunas hierbas (menta, té limón, romero, albahaca y cilantro) en macetas o al lado de tus flores. Darán un delicioso aroma al entorno y reforzarán tus habilidades culinarias.
Si el jardín es suficientemente grande, puedes crear un lugar apartado y tranquilo, separado por un espaldar por el que podrías guiar una enredadera. Coloca una banca de madera o una pérgola, rodeada por la fragancia y el efecto tranquilizador de la lavanda, y tendrás un sitio especial en el que podrás disfrutar de momentos de serenidad.

Medicina musical

Es mucho más probable que la gente que está muy tensiona escuche música en vez de recurrir a otra cosa, como comer, llorar o dormir. Y hay una buena razón para ello.

Los ritmos musicales ayudan a tranquilizar la mente, según un estudio de la Universidad Stanford. La música desencadena una reacción de relajación, baja la presión arterial y provoca una sensación positiva de bienestar.

Un estudio de 2012 realizado en Suecia reveló que relajarse con música era más eficaz para bajar las hormonas del estrés que descansar en silencio.

Además, es más fácil hacer ejercicio y bailar al compás de la música; ya que el ejercicio aumenta el nivel de endorfinas, es muy probable que los dos en conjunto te levanten el ánimo.

La música tiene el extraordinario poder de cambiar el ánimo y ahuyentar pensamientos sombríos.

Terapia con animales

Si bien quienes poseen mascotas saben de la importancia que tiene la compañía gatuna o perruna, los expertos no están seguros de por qué infunden efectos tan positivos en nuestra salud. Sin embargo, se han documentado varios beneficios que aportan pistas.

Un estudio dice que pasar tan solo cinco minutos con un perro de terapia redujo el nivel de cortisol en 20 participantes. Y los expertos en el proceso de envejecimiento de la Universidad de Missouri afirman que cuidar de un animal de compañía eleva los niveles de oxitocina, noradrenalina y prolactina, hormonas del buen ánimo relacionadas con la alegría y la relajación.

Un animal ayuda a disminuir la presión arterial y el nivel de colesterol. Acariciarlo y mimarlo baja el estrés y seguramente ayuda a controlar el peso, porque cuidar de él te exige más actividad.

Incluso las mascotas virtuales y las que requieren poco cuidado aportan beneficios:se ha observado que tan solo contemplar peces en una pecera antes de un procedimiento dental reduce la percepción del dolor y disminuye la presión arterial.

Pasar tan solo cinco minutos con tu perro reduce el nivel de estrés.

Canta en voz alta

De acuerdo con una investigación australiana, las personas que cantan en grupo gozan de mayor apoyo social que el promedio; se sienten parte de una comunidad; están más satisfechas con la vida; tienen mayor confianza en sí mismas y más destrezas interpersonales, y experimentan bienestar, un excelente estado de ánimo y sensación de triunfo. Por si fuera poco, tienen menores sentimientos de aislamiento social, ansiedad y estrés.

Como alternativa, podrías retomar un instrumento que antes tocabas, o aprender uno nuevo. Adquirir nuevas habilidades también es bueno para la autoestima. Tal vez valga la pena buscar un profesor o integrarte a un grupo a medida que ganes confianza.

Si simplemente disfrutas de escuchar música, ahora es el momento de investigar sobre algún compositor, cantante o grupo que siempre te haya gustado.

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Ríete

Un placer supremo que todos compartimos es la risa. Pocas cosas se comparan con el sentimiento que deja una carcajada profunda, completa, sincera. También mitiga emociones agobiantes, pues es difícil sentir angustia, tristeza o rabia cuando te ríes. Además, beneficia la salud. De hecho, muchos dicen que la risa es un remedio infalible.

Un estudio efectuado por psiquiatras en California indicó que la risa replica los efectos del ejercicio: aporta un aumento en la circulación, disminuye el colesterol y reduce los niveles de las hormonas del estrés, además de liberar endorfinas. También contribuye a poner los problemas en perspectiva.

Hay muchas formas de disfrutar de una carcajada. Puedes ver una película divertida o un espectáculo cómico, participar en actividades graciosas, como el karaoke, o invitar a tus amigos a una velada de juegos.

Busca lugares que practiquen yoga de la risa. Esta disciplina combina la risa con la respiración yóguica para obtener beneficios fisiológicos y psicológicos.

Planifica la diversión

Sin darnos cuenta, los días se llenan de cosas y, de pronto, no hay tiempo para lo que disfrutamos. Establece prioridades a fin de que puedas escaparte.

Cuando hay demasiadas ocupaciones, elimina las cosas menos importantes; en lo posible, delega (tus hijos pueden poner la mesa, cargar la lavadora, dar de comer al perro), o busca atajos para que las tareas secundarias no tomen mucho tiempo.
Cuando ya tengas tiempo libre, planea algo que te guste: asiste a un club de lectura o de cine, o inscríbete en una clase de idiomas o de bailes de salón.

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