Estos dos productos, el vino y el chocolate, poseen características parecidas que casan muy bien. El cacao, al igual que el vino, posee aromas frutales o florales y la epicatequina, un potente antioxidante que refuerza la misma acción que llevan a cabo los polifenoles del vino.
Además, gracias a su efecto tranquilizante, ayuda a saborear mejor el vino, explica el Consejo Regulador Denominación de Origen Utiel-Requena.
Una buena idea antes de iniciar con la preparación es que cates ambos ingredientes por separado para que logres el mejor maridaje.
Si eliges chocolate blanco recuerda que está elaborado con manteca de cacao, así que es el más dulce de todos los chocolates y marida bien con vinos suaves confeccionados con Chardonnay que resalten su cremosidad, así como con vinos espumosos.
Lo mismo sucede con los chocolates con leche, que precisan de vinos frescos y afrutados tales como los Pinot noir o un Merlot.
El chocolate oscuro o con elevadas cantidades de cacao compagina con vinos de crianza elaborados con Cabernet Sauvignon, el Zinfandel o el Petite Sirah, variedades más robustas que equilibran ambos sabores.
Pero si quieres una bebida rápida y rica olvídate de eso y solo mezcla un buen chocolate con un mejor vino y ¡listo!
Esta receta es para dos personas.
Ingredientes
- Leche 300 ml
- Chocolate troceado de buena calidad 150 g
- Cacao en polvo, 1 cucharada (opcional) *
- Vino tinto 150 ml
- Nata montada
- Canela en polvo
Preparación
- Calienta la leche hasta que hierva
- Cuando lo haga, baja el fuego al mínimo
- Añade el chocolate troceado
- Remueve muy bien hasta que se funda el chocolate
- Agrega el cacao en polvo
- Mezcla hasta que se disuelva completamente y la mezcla empiece a espesar ligeramente
- Añade el vino mientras remueves la mezcla
- Sube un poco el fuego hasta que la mezcla burbujee ligeramente y reserva
- Coloca la bebida en una taza y adorna con nata y un poco de canela espolvoreada
Consejo: Añade más sabor con un poco de ralladura de naranja, cardamomo molido o una pizca de jengibre rallado.