En una ocasión le contaba a mi hijo pequeño el día de mi boda.
—Hace 12 años nos casamos tu papá y yo. Usamos ropa muy elegante, ¿y sabes qué nos dijimos el uno al otro?
—Sí: “¡Vamos a darnos un beso!”. —exclamó el niño.
@reasonsmysoniscrying
Un día, mientras conducía, me puse a cantar una canción que salió en la radio. Tras oírme unos segundos, mi hija de tres años dijo: “Mamá, ¿por qué no dejas que la canción cante sola?”.
@ToastyGiraffe
Soy maestra, y cierta vez le pedí a mi grupo que hiciera un trabajo sobre los efectos nocivos ambientales que provocan el petróleo y sus derivados, como el aceite, en la vida marina. Un estudiante de 11 años escribió: “Anoche, cuando mi mamá abrió una lata de sardinas, estaba llena de aceite y todos los peces estaban muertos”.
gophercentral.com
Algunos lectores comparten creencias absurdas que tenían cuando eran niños.
Yo creía que los autobuses escolares se comían a los niños pequeños que recogían cada mañana. Siempre veía subir a los pasajeros, pero nunca estaba ahí en la tarde cuando los niños regresaban a casa.
Patricia Greig Rey
Tenía la creencia de que si el camión de helados estaba tocando música, significaba que se habían acabado. Gracias, mamá.
Rebecca Ahlgrim
Solía creer que los relámpagos provenían de una enorme cámara fotográfica que estaba en el cielo, así que cada vez que caía un rayo yo mostraba mi mejor sonrisa.
Jiem Jayno
Pensaba que si me columpiaba muy alto haría un agujero con mis pies en las nubes.
Sylvia Aldrich
Mi hijo echó sus calcetines al inodoro porque, según él, “las cosas sucias van allí”. Su razonamiento me pareció lógico, pero la ejecución fue discutible.
@daddydoinwork
A mi nieta de dos años, Amelia, le encanta jugar al escondite con sus hermanos mayores, quienes suelen usar engaños para encontrarla. Ellos la tientan con la promesa de darle un chocolate; incapaz de resistirse, la niña a menudo acepta, revelando involuntariamente su ubicación. Sin embargo, una vez Amelia resistió varias ofertas sin decir una sola palabra. Finalmente, uno de sus hermanos se dio por vencido y empezó a gritar su nombre en voz alta. Lo hizo durante varios minutos, hasta que la pequeña, exasperada, exclamó: “¡Oigan! Estoy escondida, ¿sí?”.
Nelle Zacharias, Reino Unido
Tras la muerte de un amigo de edad avanzada de nuestra familia, Zoe, mi nieta de siete años, le pidió a su mamá que le describiera el cielo. Ella le dijo que aunque no se sabe con certeza, mucha gente cree que se trata de un lugar maravilloso y lleno de paz. La pequeña reflexionó unos minutos en sus palabras y luego preguntó: “Mami, cuando llegues al cielo, ¿puedes enviarme un mensaje de texto para contarme cómo es?”.
Jane Marshall, Canadá
